viernes, 18 de diciembre de 2015

ODA AL GINKGO BILOBA | A los amantes Goethe & Marianne

Este escrito, esta Oda al Ginkgo biloba y a los amantes Goethe & Marianne, fue una idea compartida con Josefina Basualdo, el amor de mi vida, que quisimos dedicar al poeta, botánico y filósofo Johann Wolfgang von Goethe y a su amante Marianne von Willemer centrándonos en el espíritu de su bello poema Ginkgo biloba, escrito en 1815.

Ahora, también, me sirve como homenaje póstumo a ella, a Josefina Basualdo, a su espíritu innovador, buscadora incansable de la belleza en todas las cosas de la vida, a veces incluso, encontrando la armonía y la perfección en las cosas más insignificantes, como fue esa hoja del árbol ginkgo biloba que ella amaba. Descansa en paz amiga Josefina. Un beso.


Oda al Ginkgo biloba | A los amantes Goethe y Marianne
Hace unos 280 millones de años, antes del periodo Triásico aparecieron los árboles Ginkgoaceae que alcanzaron su apogeo en el período Jurásico. Una familia de árboles extinguida con un único representante sobreviviente en la actualidad, el género Ginkgo con la especie Ginkgo biloba. Árbol dioico, el cual tiene sólo flores unisexuales; existiendo árbol femenino y masculino.

Millones de años después, ahora, podemos disfrutar de la frondosidad de nuestro árbol, el Ginkgo biloba que, al igual que el árbol plantado en el jardín botánico de Leiden, nuestro Ginkgo se trata de un árbol varón con un injerto de Ginkgo hembra y, al caminar, lo hacemos en un corto paseo matinal por el parque; paseo que se engalana con un perfume penetrante, fragancia a tierra mojada que tras la lluvia estival todo luce más fresco, más nítido, más brillante, como lucen las hojas verdes de nuestro árbol, ese árbol es el rey del lugar, el Ginkgo biloba.

Nos agrada sentarnos en el banco bajo su incipiente sombra mañanera que, majestuosamente nos ofrece serenidad, frescura y protección. Banco acogedor que a similitud del “Diván de Oriente y de Occidente” —poema escrito por Goethe— ocurre, al igual que en su poema, en esta Oda al Ginkgo biloba hay pedazos escritos por una mujer que, en principio, no se dieron a la luz. Es un tiempo de descanso que nos invita a reflexionar acerca de la preciosa vida de este singular árbol símbolo de la esperanza y de lo imposible.

Sus hojas son una unidad, divididas en dos, son el uno y el doble, son como alas de pájaro, alas de mariposa, manos entrelazadas de enamorados y conforman la perfecta simetría, asociándose, por tanto, a una relación de igual a igual. El poema de Goethe, al igual que nuestras palabras, simbolizan la unidad en la dualidad, el Este y el Oeste. Que, como dos amantes, se combinan, se entrelazan y conviven y, sin embargo, cada uno conserva su identidad. Y aquí radica la esencia de su profundo significado: Árbol milenario tan antiguo como el mismo amor. Cobijo de amantes: —Goethe y Marianne—, dueño de pasiones secretas, de los más opuestos rincones del mundo. Árbol sobreviviente a la masacre de Hiroshima, árbol que renace en dos mundos como el Ave Fénix.
© Lluís Busom i Femenia

Gingo biloba
Las hojas de este árbol, que del Oriente
a mi jardín ha venido, lo adorna ahora,
tienen un arcano sentido que al sabio
de reflexión le brindan materia obvia.

¿Será este árbol extraño algún ser vivo
que un día en dos mitades se dividiera?
¿O dos seres que tanto se comprendieron
que decidieron fundirse en uno solo?

La clave de este enigma tan inquietante
le encontré el verdadero sentido:
¿No adivinas tú misma por mis canciones,
que soy uno y doble como este árbol?

Manuscrito original del poema “Ginkgo biloba”.
Publicado en la obra de Goethe 'West-östlichen Divan'





3 comentarios:

  1. Mi sincero pésame por la pérdida de tu amiga, Lluís.
    Muchísimas gracias por tan hermosa publicación.
    Comparto. Saludos.

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    1. Buenas tardes Aurea-Vicenta González Martínez, en primer lugar darte las gracias por tu pésame por la pérdida de mi gran amiga Josefina. Antes de responderte he querido 'Googlearte' para saber quién eras. Vista tu trayectoria profesional de escritora te agradezco —muchísimo más— tus amables palabras por dar a nuestro escrito la calificación de hermosa. Te lo agradezco enormemente, también, por compartir en Google+ este pequeño homenaje que quisimos dar al Ginkgo biloba, a través del poema de Goethe a su amante Marianne von Willemer. Un saludo afectuoso

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    2. Ha sido un placer leer y compartir.
      Un cordialísimo saludo.

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