miércoles, 14 de octubre de 2015

LLUÍS COMPANYS | La huida a Francia


Cuando en el día de hoy, 15 de octubre del 2015, se cumple el 75 aniversario de la muerte —del asesinato por el gobierno franquista— del President de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys i Jover, es oportuno comentar algo —que es poco conocido— y que, posiblemente fue la principal causa por la que la policía española, ayudado por la Gestapo y, en una persecución implacable consiguiera después de infructuosas búsquedas, capturar al President de la Generalitat.

Las órdenes de su detención partieron del Ministro de la Gobernación del General Franco, Ramón Serrano Suñer, cuñado de Franco pidiendo a las fuerzas de ocupación nazi en Francia, la entrega de refugiados españoles que habían ejercido cargos democráticos en la República española. Todo ocurrió en la Francia ocupada militarmente por las tropas nazis después de la invasión ordenada por Hitler.

Me refiero exclusivamente a la odisea que tuvo que vivir el President Companys en su huida a Francia. Tras la ocupación de Cataluña por las tropas franquistas, el 5 de febrero de 1939 el President de la Generalitat, Lluís Companys i Jover se exilió primero a Perpiñán (Francia), trasladándose después a París para trabajar en la representación en el exilio de la Generalitat (Consell Nacional de Catalunya) acompañado de su esposa Carme Ballester y de su hijo —de su primer matrimonio—, Lluís Companys i Micó (Lluïset) (1911-1956) el cual, padecía una grave enfermedad mental. En 1933 cuando su hijo tenía 22 años y aún se encontraba estudiando sufrió un brote de hebefrenia catotónica, un tipo grave de esquizofrenia que empeoraba progresivamente. Fue sin duda en estos momentos aciagos de la huida, el que su hijo era una carga difícil con la que moverse escondiéndose de sus perseguidores en un país extranjero, pero que su padre asumía con todo el cariño con el que siempre le protegió; ese hijo discapacitado —Lluïset— fue siempre una fuerte preocupación para el padre.

A la entrada de las tropas nazis en Francia junio 1940 y, después de varios días de bombardeo de los nazis sobre París, la ambulancia que transportaba al hijo de Lluís Companys, —el Lluïset— fue inutilizada por completo y el hijo de Companys, como todos los demás acompañantes, huyeron despavoridos. El hijo de Companys, un hombre/niño de 29 años que no se valía por sí mismo, huyó atemorizado por la carretera en dirección sur, —sin la ayuda de nadie— andando completamente perdido en un país extranjero y solo. Nunca el padre encontró a su hijo, la búsqueda fue constante e infructuosa.

Fue por la pérdida de su hijo que Lluís Companys permaneció en Francia sabiendo el riesgo que corría —sabiendo que la Gestapo y la policía franquista— le buscaban para capturarlo. El intento de recuperar a su hijo fue, con toda probabilidad, el que no salvara su vida, ya que nunca quiso abandonar Francia sin su hijo. 

Tras la muerte de su padre fusilado en Consejo de Guerra franquista, Lluïset Companys pudo ser localizado por Carme Ballester, segunda mujer del President de la Generalitat, que se responsabilizó de él hasta su muerte en París, el año 1956.  

Por aquel entonces estaban  escondidos en una casa de dos plantas, de estilo bretón, en La Baule-les-Pins, un pueblecito de pescadores, hoy en día forma un sólo ayuntamiento La Baule-Escoublanc. Una población bañada por el Atlántico muy cerca de Saint-Nazaire.

El comisario de policía español, Urraca Pastor encargado por el gobierno franquista de la captura del President Companys había estado merodeando por La Baule-les-Pins muy poco antes de que la Gestapo detuviera al President Companys. Urraca Pastor y su equipo policial habían seguido todos sus pasos: primeramente estuvieron en su domicilio en Neuilly, en el Boulevard de la Seine, núm. 1. Después en las oficinas del Gobierno de la Generalitat, en la calle De la Pépinière, núm 21. También en la imprenta Solsona, donde se editaba “La Revista de Catalunya” en la calle Halle, también en la Fundación Ramon Llull. Más tarde el comisario Urraca Pastor y sus inspectores de policía juntamente con la Gestapo, registraron también otros domicilios del President, en Saint-Germain-en-Lave, en la calle Decamps, núm 45. Pero no lo encontraron en ninguno de esos domicilios, interrogaron a todo el vecindario para saber el paradero de Companys; nunca fue denunciado por ninguno de sus vecinos o por la gente que estuvo a su alrededor que compartía el secreto. Por tanto, Companys fue denunciado a la Gestapo, con toda seguridad por alguien que estaba fuera de París...

El día 12 de agosto de 1940, el matrimonio Companys, Lluís y Carme se dedicaron a quemar documentos, todos los documentos. Es conveniente recordar que todo eso ocurría en la Francia medio ocupada (la mitad noroeste)  por las fuerzas de Hitler, en la que por una razón u otra, la Gestapo podía presentarse en el domicilio de cualquiera violentándolo. La Gestapo no pudo encontrar ni un sólo documento en su casa, tampoco el día 13 de agosto, día de su detención, ni en los otros domicilios que registraron. Una vez detenido lo llevaron al Palacio Montagout, cuartel general de la Gestapo (“Hauptguartier”) en La-Baule-les-Pins, hoy “Villa Carolina”, fue en el jardín de Villa Carolina donde Companys y Carmen Ballester, su esposa, sin tener noticias de Lluïset, se vieron por última vez.

Companys fue extraditado el día 29 de agosto, la entrega del detenido se efectuó en la frontera de Irún. Como había sido juzgado en rebeldía en aplicación retroactiva de la Ley de Responsabilidades Políticas por un tribunal especial de Barcelona, sólo tuvo que ser juzgado y sentenciado en una jornada en consejo de guerra por un tribunal militar. El 15 de octubre de 1940 el President de la Generalitat de Catalunya, Lluís Companys i Jover, condenado en juicio sumarísimo por un tribunal militar del gobierno franquista, fue fusilado en Montjuïc. Su cuerpo sin vida encima de la tierra, constituye para Cataluña un símbolo de injusticia.
© Lluís Busom i Femenia



Texto sentencia condenatoria
Después de 75 años seguimos igual con la justicia del Estado español, al no haber hecho nada para reparar la injusticia que se está haciendo con él al no haber anulado el juicio sumarísimo franquista que lo condenó a muerte, fusilándolo en el Castillo de Montjuïc el 15 de octubre de 1940.