domingo, 1 de agosto de 2010

LA MEDIA NARANJA | Amo, luego existo!



Hay algunas historias que pueden ser válidas en sí mismas porque, sin saber de donde provienen, todo el mundo las acepta como buenas. Otras recogen sentimientos enraizados que, de una forma u otra, reflejan la validez de un sentimiento popular. ¿Qué quiero decir con eso? Que el concepto 'historia válida' no necesariamente tiene que valorarse como un relato auténtico, exacto o verídico, sólo tiene que ser leído como una historia posible y que se mueve dentro de unos parámetros festivos y amables, aplicando aquel dicho en italiano que aceptablemente quedaría definido con esta frase: 'Se non è vero, è ben trovato!'

LA MEDIA NARANJA
Buscando el origen de la expresión 'la media naranja' que es una bonita historia, como dicen en Sudamérica, —lindísima— y según algunos es de origen ecuatoriano, de la tierra del Guayas. Su origen viene de una pequeña ciudad llamada Milagro y que, básicamente vive de la exportación de sus frutos y, de forma particular, de la piña tropical. Los terratenientes de este lugar erigieron en la plaza de la iglesia un horroroso monumento a la piña tropical, construído en acero inoxidable, orgullo de los milagreños, pero este particular no es la que me interesa relatar. Es precisamente la fértil generosidad de su tierra la que convierte su paisaje en un mundo paradisíaco. Los árboles frutales están por doquier, el clima es benévolo, la lluvia constante y la estructura física de sus tierras, ricas en sedimentos minerales y orgánicos que son los que proporcionan una recolección exuberante de frutos de una dulzura jamás degustada.
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En estas tierras en las que, por su riqueza de árboles frutales, era considerada desde antiguo, el paraíso de América. Muchos jóvenes que sus familias se oponían a sus matrimonios, impedimento que la mayoría de las veces, era como consecuencia de su escasa aportación de una dote económica. Los enamorados tomaban la decisión de escaparse de casa —cosa relativamente frecuente en las repúblicas de Sudamérica— los jóvenes amantes desobedecían a sus familias para vivir en pecado 'mortal'. Con este deambular por el 'Paraíso' compartían dulces naranjas, deliciosos mangos, guineos que son unos plátanos pequeños y dulces como la miel; exquisitas piñas tropicales y toda clase de frutos prohibidos durante 40 noches. Era el tiempo necesario para que las autoridades del lugar admitieran a los 'convivientes' como pareja aceptada por la sociedad...
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Cuando se les aceptaba lo hacían en la ceremonia de la naranja nupcial. Los amantes celebran en presencia de sus familias la ceremonia que los unirá legalmente en matrimonio. Una vez desposados, los contrayentes debían comerse, cada uno, una mitad de dos naranjas reservando las otras dos mitades atándolas fuertemente mediante una cinta desgajada de una hoja de piña. Una vez atada debían depositarla cerca de un nido de un pájaro naranjero, el Chogüí [1] de procedencia guaraní que habita también en esta región tropical del Ecuador. Se hacía así porque este pájaro se deleita por comer naranjas y, una vez ingeridas las dos mitades, los desposados tenían la creencia que el vuelo del pájaro distribuiría la simiente de su felicidad por todos aquellos lugares donde habían hecho el amor y que, de alguna manera, su amor libre y deseado perduraría para toda la vida en esta amorosa tierra.



Pero la visión de la media naranja tiene tantas historias como uno quiera inventarse, otra forma de contar esta historia puede llevarme a otros confines. Por ejemplo diciendo que proviene de un mito griego relacionado con la aparición de los dos sexos humanos. Referencias hay para todos los gustos, en este caso involucraré a unas palabras que se atribuyen a Platón. Dicen que en un principio de la humanidad, en el Paraíso existía solamente un ser asexual. Pero que, en su dualidad personal y necesaria, una parte de esta dualidad, un buen día desobedeció a los Dioses y estos lo castigaron separándolo en dos mitades como una naranja. Convirtiéndoles, desde ese día en hombre y mujer, condenándoles a amarse eternamente para que con su amor, reconstruyeran la unidad, se fundieran para siempre reconstruyendo las dos partes en una sola y, de esta manera, recuperar su felicidad, para que su amor presidiera este mundo. Desde este momento media humanidad, al margen de las historias que se cuenten, andamos por el mundo buscando nuestra otra mitad de la naranja...

PLATÓN Y EL AMOR - Amo, luego existo!
El concepto de la media naranja tiene tantos argumentos como uno quiera inventarse sondeando escritos de los clásicos. Infinidad de textos hablan de la mitología de Eros, del amor y del sexo. 'El Banquete' de Platón es buen ejemplo de una narrativa que contiene esa idea. Uno tiene la impresión cuando lee estos escritos que la sabiduría popular sobre el amor proviene de sus escritos y, aunque modificados, son los mismos que a lo largo de los años se han transmitidos oralmente.
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Platón nos habla del Amor en uno de sus diálogos más conocidos, 'El Banquete' y lo hace a través de grandes personajes de Atenas, Aristófanes y Sócrates, pero es Aristófanes el que dio fama a la obra de 'El Banquete'. En esta obra se introduce el mito de que en el origen del mundo, la tierra estaba habitada por seres esféricos tridimensionales, los cuales tenían dos cuerpos en el que convivían tres sexos: el masculino, proveniente del Sol; el femenino proveniente de la Tierra y, el andrógino proveniente de la Luna, el cual este último, en su doble condición participaba en ambos. Sus cuerpos eran robustos, vigorosos y de corazón animoso, y por esto esos seres esféricos con su arrogancia concibieron la atrevida idea de escalar el cielo, y osaron combatir a los Dioses y, para someterlos, Zeus los castigó con su rayo dividiéndolos en dos mitades y convirtiéndoles en seres incompletos.
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La separación de sus cuerpos eliminó el sexo andrógino y, dejando los genitales de cada mitad en la parte opuesta a la cara. Los seres así creados sufrieron terriblemente por la separación y se afanaban por hallar a su otra mitad sin conseguirlo. Al no poder amarse su desesperación y su dolor fue tanto que Zeus se compadeció de ellos mitigando el dolor del castigo poniendo los órganos genitales delante de sus cuerpos, de forma que pudieran unirse al abrazarse con su otra mitad. De esta forma lograron darse su amor, permitiéndoles la concepción y la saciedad. El destino de estos seres quedó profundamente marcado por la búsqueda constante de su otra mitad...
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[1] A este pájaro lo hicieron famoso cuando le hicieron una canción precisamente titulada 'Pájaro Chogüí', es una canción muy antigua que, en sus orígenes fue una polca paraguaya. Su autor Guillermo Breer, nacido en Buenos Aires y un enamorado del Paraguay compuso la música y letras que se ha hecho famosa por las interpretaciones de renombre, entre ellos Rigo Tovar y, finalmente, hasta Julio Iglesias la interpretó.