EL ONIRONAUTA / Sueños endógenos
Un sueño que sueñas solo, es sólo un
sueño.
Un sueño que sueñas con alguien, es
una realidad.
John Lennon
Estábamos
acostados desde hacía un buen rato, era una noche especial, estrenaba cama,
colchón y sábanas y, ese conjunto imprescindible de descanso, esa pequeñez que
conforma la normalidad nocturna, el usar por primera vez algo nuevo y deseado me
hacía sentirme bien. Pienso que es el lugar perfecto e idóneo para aquellos que
nos gusta soñar y, de entregarnos a los sueños, hacerlo confortablemente. Sin duda soy un caprichoso y
exigente, todo lo había escogido concienzudamente para mi pequeño apartamento:
la cama, un elegante canapé hidráulico abatible con un fondo para guardar lo esencial
de una cama; el colchón —una de mis manías en la exquisitez del confort— no
había sido menos cuidadoso al escogerlo. Cuando lo compré me hicieron
decantarme por el más caro, el “Luxury dream” el más fantástico de los
colchones.
El
experto consejo de la atractiva vendedora fue determinante, sus conocimientos
sobre el descanso eran extraordinarios. Una experta ejecutiva dominando todos
los recursos, la sabiduría y las exigencias que pueda ofrecer una cama; psicóloga experimentada, sabía interpretar perfectamente las necesidades del
cliente. Con sus convincentes palabras me hizo ver comparativamente que el
máximo confort lo encontraría en un colchón exclusivo. Su aspecto fashion y la
técnica de su complicada elaboración, lo convertía en un colchón excepcional. Tanto
por la suavidad como por la contundente adaptabilidad del cuerpo, era
considerado en ese mundo selectivo del confort como único. Tan caro y equilibrado
era el colchón que lo convertía en el exclusivo colchón usado por el Burj Al
Arab, de Dubai, único hotel del mundo de 7 estrellas, considerado el hotel más
lujoso del mundo. El Burj Al Arab tiene las suites de lujo más caras del mundo donde
se acomodan, en sus colchones, las nalgas de los Marajás, Jeques árabes y las
de sus elegantes princesas, un verdadero oasis exponente del máximo lujo y confort.
Ese colchón era una verdadera maravilla y lo compré!
La
suavidad de las últimas capas del colchón daban la sensación imaginada de estar
en una verdadera nube de algodón. Tendidos en nuestra recién estrenada cama, nuestras
bocas estaban llenas de palabras, nuestros ojos se llenaban de un universo
nuevo, de un universo soñado que nos arropaba; nuestra cama se había convertido
en un lecho de flores, nuestras manos estaban llenas de caricias y, a veces,
sin darnos cuenta los silencios eran omnipresentes y compartidos intensamente,
rotos únicamente por el suave rumor de las sábanas inconfundiblemente
impregnadas de aroma de mujer; la suavidad de las almohadas de pluma de ánade
hicieron de ese momento el más placentero que, poco a poco, se fue adueñado de
nuestro tiempo.
Todo
se desarrollaba sin pensar, las actitudes y los hechos eran como una cadena
lógica de afecto, eslabón a eslabón, todo sucedía como tantas veces hemos
deseado que sucedan las cosas en nuestros sueños y de repente, cuando menos
dormíamos… retumbaron unos golpes secos debajo de mis nalgas, unos golpes amortiguados
pero percibidos sin ninguna duda directamente en mis riñones, eran unos golpes
como quien llama desesperadamente a la puerta cuando tiene una emergencia. ¡Me
asusté! ¡Vaya si me asusté! Teníamos un intruso debajo de la cama, algo o
alguien movía desesperadamente nuestro colchón, sin dar crédito unos bultos
aparecían a través de la sábana bajera
sin poder distinguir qué podía ser. Pequeños bultos aparecían por nuestros
pies, en medio de los dos cuerpos, al tiempo que un sonido de golpe seco
acompañaba a cada protuberancia que aparecía en nuestra sábana.
Lleno
de temor me levanté, puse los pies en el suelo, hice un gesto a mi compañera
con mi dedo índice junto a mi boca para que se mantuviera en silencio. Con sumo
cuidado sujeté las asas y subí con suavidad el canapé para ver sí había alguien
en su interior.
Asombroso! No puedo entender que me está sucediendo, me froto
los ojos, quiero asegurarme que no estoy soñando, dentro del espacio del canapé
de la cama, ha desaparecido toda la ropa camera que estaba guardada, ni mi
nórdica de pluma con funda Calvin Klein, ni mi almohadón grande estaban, no
había nada, todo había desaparecido, sólo se apreciaba un inmenso agujero
oscuro, mis ojos se fueron adaptando a la oscuridad, hasta que por fin logré
ver una pequeñísima luz, la oscuridad es absoluta, es como la boca de un lobo. Poco
a poco percibo de qué se trata, es una escalera infinita con una pronunciada
pendiente en la que sólo se ve una pequeña luz al final y una sombra que a lo
lejos se mueve. No sé qué hacer, no estoy del todo seguro, creo haber oído una
voz al fondo de la escalera, no sé, creo que me estoy adentrando en mi propio
sueño…
Mientras empiezo a bajar por la
escalera me nacen preguntas rápidas como si estuviera en un carrusel. ¿Dónde me
llevará esa profunda escalera? Mientras desciendo voy dándome ánimos y
respuestas, me digo:
[….]—La escalera es sólo para lo que
sirven las escaleras, en este caso para descender, para adentrarte en la verdad
de mí mismo. La escalera siempre fue un símbolo onírico, una vía transitable de
doble comunicación, también evoca la idea del movimiento, del fluir, del
intercambio entre el abajo y el arriba. Por lo general vista como un camino a
la sabiduría, la escalera que desciende a la tierra es la del conocimiento
esotérico, de lo oculto y de lo inconsciente. Entre tinieblas llego a tocar el
suelo, veo una mesa y una tenue luz que me permite adivinar la silueta de
alguien, me acerco y sin decirle nada oigo una voz.
—Hola Lluís, siéntate quiero hablarte
desde tu mismo sueño, pero quiero que me escuches en silencio. Creo que esta
noche te mereces unas palabras que te saquen de alguna duda, al menos que las
tomes como el consejo de amigo:
Las personas que como tú cuando
sueñan cobran un estado de conciencia similar al de la vigilia y, sí eso
ocurre mientras están dentro de su mundo onírico, son considerados
“onironautas”, vocablo formado por el prefijo Oniro, procedente del griego
Óneiros, ensueño y del latín Nauta, nave, navegador. A este tipo de
sueños del onironauta se le conoce como sueño lúcido, esa facultad te
permite reconocer el estado de sueño como tal, experimentando un grado de
control que sobresale a lo que podemos considerar normal y, lo que es
fundamental, como a ti te sucede, recuerdas los sueños con toda claridad al
despertar. Por lo general el onironauta tiene como objetivo el control del
sueño con propósitos lúdicos pero, más de una vez, también para deshacerse de
sus pesadillas, en definitiva, en tu navegación onírica ejerces el
autoconocimiento concerniente a la percepción de tu persona.
La escalera que acabas de bajar es el camino elegido,
el que tú has decidido, estás haciendo un pequeño viaje hacia la introspección
de tu sueño, para que quede claro estás accediendo por tu propia voluntad a la
observación interna e íntima de tus pensamientos, de todos tus actos, incluidos
tus sentimientos. Te pasas la vida soñando y esa peculiar forma de dormir y
soñar es una cualidad de tu persona, ello obedece a varias causas, unas son
innatas, por naturaleza empírica tienes la facilidad de soñar, unas son
fisiológicas propiciadas como consecuencia de tener interrupciones del sueño y,
otras, las que por tu personalidad te inquietan y, sobretodo una cualidad
tuya, la facilidad que tienes para recordar tus sueños.
Has descendido al tan deseado mundo tuyo, el de
los sueños, el de la imaginación sin límites, sueños en que confundes realidad
y deseo sobreponiéndolos unos con otros. Te encuentras en tu propio generador
de sueños, —la introspección soñadora— estás en el centro onírico de tus
palabras. Piensa que tus palabras, cuando emergen a la superficie en tus
escritos del blog, necesitan de señuelos para poder atrapar a aquellos que
te puedan ver, al menos sean apresados por una de tus palabras o alguna frase
que capten su atención. De conseguir ese pequeño gran triunfo tienes muchas
posibilidades de que una de tus palabras le lleve a la otra. Los escritos son
como pequeños bosques formados por oraciones que, como las flores debieran vestirse
atractivamente para ser captadas por el lector potencial. Las flores lo hacen,
ellas se visten con sus mejores galas y atractivos para ser admiradas por sus
insectos reproductores.
A los que os gusta escribir, los que tenéis
necesidad de mostrar vuestras palabras, deberíais aprender de la naturaleza,
usar los recursos de reclamo de nuestro hábitat, una buena información
promocional nos la ofrecen las flores. Sin duda, las flores están en ventaja
con respecto a tus palabras, ellas usan sus múltiples atractivos para excitar a
casi todos los sentidos: la vista, el olfato, el gusto y el tacto, forman el
abanico de posibilidades para atraer, por tanto, las flores utilizan todas sus
armas de las que disponen y lo hacen usando todos sus atractivos a la vez, usan
sus llamativos colores como si fueran luces de neón y, utilizan la más pequeña
brizna de aire, para que sus llamativos colores sean
señales intermitentes, parpadeantes; utilizan los olores más atrayentes
como si fueran el perfumista más avezado y creativo para reclamar a distancia
su presencia; el sabor para recompensar a los insectos benefactores por su
laboriosa generosidad y, lo hacen con todo el mimo y amor para atraer,
extasiar y hasta conquistar a su fecundador, porque de estos reclamos depende
su subsistencia como especie.
Aprende de la naturaleza Lluís! Te voy a dar un
consejo más, pero éste en forma divertida: Hay un género de moscas, la
'Drosophila' [1] para nosotros definámosla con palabras más sencillas y más a
nuestro alcance, me refiero a la 'mosca del vinagre' éstas se ven atrapadas por
el olor de una planta 'lista como el hambre', le llaman la planta mentirosa, es
la 'Aurum palaestinum', también conocida como la 'Cala negra' atrae con su
aroma a las 'Drosophilas' para que actúen como polinizadoras, es decir, para
que sean fecundadas. La 'Cala negra' fabrica una sustancia que la mosca del
vinagre no puede resistirse, imita los olores de la levadura. Es como si se instalara
una bodega con un surtido extraordinario de mistelas y vinos olorosos, de este
modo la 'Cala negra' con esta creación de moléculas de esta fragancia —la fermentación
alcohólica de la fruta— explota el instinto de millones de años que tienen las
moscas del vinagre, y lo hace en su propio beneficio para garantizarse la
subsistencia de la especie.
Imita la naturaleza Lluís! Las flores son
recíprocas con quienes colaboran en su existencia y lo hacen recompensando a
los insectos con la dulzura del néctar... pero ya ves que cuando se trata de
los olores... la imaginación al poder!
Expresar de forma vehemente los sueños tiene la
facultad de poder atrapar los ojos de ese desconocido lector que tanto
persigues. Te he traído aquí porque sé que estás repleto de sueños y aquí
es donde se generan tus ideas para que después las puedas escribir, —mi mensaje
es que pienses en tus lectores—, que vistas tus palabras para que sean
atractivas como lo son para las abejas las flores y que, de alguna manera,
armes tus palabras de un contenido ilusionante y, sí puedes, añade alguna
enseñanza que sorprenda. Las palabras, los textos que sobrepasan la realidad
cotidiana permiten crear la ilusión de una realidad original y por tanto
creíble.
Cuando se escribe y no se es escritor, es
necesario arrojo, es imprescindible unos gramos de locura y sobretodo desterrar
el miedo que produce el papel en blanco. Pero quién tiene la suerte
como tú de soñar a diario, de construir historias y hasta de vivirlas, tienes
bastantes bazas en tu favor. En los relatos que son reflejo de sueños y hasta
de ensoñaciones tienen que reflejar simplemente al hombre, al hombre con sus
problemas existenciales, la incomunicación, la angustia y/o la soledad o,
por el contrario, la búsqueda de los paraísos perdidos, tratando de exponer en
tus palabras la verdad de tu existencia, de tus anhelos y, por supuesto, la de
tus sueños reales. Sueños en que deben de entremezclarse la realidad y la
irrealidad, verdad y mentira, posible e imposible. Recuerda a tu admirado
Federico Fellini, usa su técnica, embadurna las escenas que
describes de colores, de palabras, de visiones oníricas, de voces
contrapuestas, de sonidos asincrónicos y, de sentimientos humanos no conformistas,
ya que las personas están, también como tú, llenas de sueños...
Ahora, un último consejo, abre el cofre de los
sueños a tus lectores y, proporciónales estas sencillas enseñanzas, a ver sí
encuentras a alguno de tus lectores que te lo agradezca, sí así lo hicieran,
aunque sólo fuera uno de tus lectores, me daría por satisfecho, habríamos
establecido una pequeña cadena de palabras que, de alguna manera, seríamos coincidentes
y servirían para unirnos. Las palabras amigo Lluís, tú sabes tan bien como yo,
que las palabras tienen poder, esperemos de tus lectores que consigamos despertar
sus sentidos y, nos lo hagan saber con cualquier señal, de ser así, ambos
podemos estar agradecidos.
Con parsimonia y abstraído por las
palabras de mi soñadora introspección fui subiendo las escaleras, llegué
al suelo de mi habitación, me di la vuelta y presioné el canapé para
dejarlo en posición horizontal, mi adorada acompañante dormía completamente
arremolinada junto al cabezal, el suave movimiento de cerrar el canapé la
despertó, vi como su cuerpo se movía y desperezándose me dijo:
—Cuéntame qué ha sucedido, cuando has
levantado toda la cama dejándome es esta posición creí que me querías enseñarme
una nueva postura, un nuevo juego sexual... te esperé impaciente pero has
tardado tanto que me dormí. ¿Qué hacías debajo de la cama, qué has
hecho allí dentro?
—Duerme mi cielo, mañana te
contaré...
[....] Pienso que sí le cuento la
verdad no me va a creer y, lo que es peor, que piense que estoy en una demencia
transitoria, prefiero mañana inventarme otra historia tan disparatada como la
de esta noche, pero más creíble y, sí es posible, que me sirva para
publicar en mi blog como una historia de más fácil comprensión y con
un comportamiento razonablemente congruente.
Lluís Busom i Femenia
Decorados de Spellbound, de Salvador Dalí, film de Alfred Hitchcock
Spellbound (Recuerda) 1945, de Alfred
Hitchcock fue conocido como uno de los mejores thrillers psicológicos.
Spellbound, protagonizada por Gregory Peck e Ingrid Bergman, es quizás el
más significativo de sus films que bordean el análisis freudiano. La
famosa secuencia onírica diseñada por Dalí fue trabajada por el pintor y por
Hitchcock durante casi un mes. Hitchcock contrató a Salvador Dalí para que
realizara los decorados de tono surrealista, quizá recordando el
cortometraje surrealista “Un perro andaluz” (1929), guion de Salvador
Dalí y Luis Buñuel y dirigido por este último. Es una de las primeras películas
que abordan el psicoanálisis. Su origen parece remontarse a una depresión que
sufrió el productor O. Selznick tras los rodajes de Lo que el viento se llevó y
Rebeca. La secuencia onírica donde aparece un hombre con unas tijeras gigantes
cortando un ojo fue un homenaje a Luis Buñuel por parte de Alfred Hitchcock. La
película está basada en la novela “The House of Dr. Edwards”, de Francis
Beeding (seudónimo de Hilary St. George Saunders).
[1] Drosophila
Estos días en
Barcelona se han reunido científicos de todo el mundo en el EDRC 23 RD EUROPEAN
DROSOPHILA RESEARCH CONFERENCE (Conferencia Europea Investigación de la
Drosophila) sobre la mosca de la fruta o del vinagre. Una especie de
Drosophila ha sido usada extensamente en genética y es un organismo modelo en
biología del desarrollo. De hecho, los términos mosca de la fruta y Drosophila
se usan como sinónimos en la literatura biológica moderna.
site:luisbusom.blogspot.com
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