lunes, 15 de noviembre de 2010

| GAUDÍ | CORDURA, ARREBATO Y GENIO |



El título es una traducción interpretativa del significado del catalán
GAUDÍ SENY, RAUXA I GENI


Por encima de cualquier otra cosa, Gaudí es un gigante del genio catalán y su obra máxima —La Sagrada Familia— esconde su espíritu del catalán independentista, reivindicativo i liberador de la continua imposición castellana y que, tal vez quede olvidado por otros acontecimientos actuales más visibles y, casi con toda seguridad, escondido para siempre. Lo que voy a contar de Gaudí fue, posiblemente, una señal de arrebato dentro de la cordura del hombre genial que fue, al menos a mí me gusta pensarlo así. Para entender lo que quiero decir tenemos que situarnos en la época final de su vida en plena abolición de las libertades catalanas que Gaudí le tocó vivir.

Eran tiempos difíciles de la dictadura de Primo de Rivera, favorecida por el rey Borbón Alfonso XIII e inspirada en el fascismo de Mussolini. Dictadura que por los agravios en que fueron tratados los catalanes parecía una nueva reedición de la dictadura borbónica de Felipe V, ya que se volvían aplicar las vejaciones con procedimientos restrictivos y con un rigor infame en contra de Cataluña y de los catalanes, intentando conseguir la sumisión total de la población catalana, de sus derechos, de nuestra lengua y de todas las instituciones catalanas. (Consejo de Ciento, símbolos, himnos, banderas, etcétera). El ejercicio de los derechos y libertades de Cataluña, así como la vigencia de sus instituciones se han visto en distintas épocas interrumpidas, contra su voluntad y que, como una constante maléfica, se han tenido que padecer durante largos periodos de nuestra historia.


Tras la derrota de Cataluña en 1714 y con el Decreto de Nueva Planta (16/01/1716) la vejaciones y prohibiciones a Cataluña fueron gigantescas, desde entonces Cataluña ha tenido que luchar —en más o menos intensidad— para no morir ahogados. Sectores políticos, monárquicos, religiosos y económicos nos han fustigado para eliminar la lengua catalana. No podemos olvidar a la iglesia que, a través del arzobispo Mayoral (1730), ordenó a los rectores de sus parroquias que castellanizaran todos los nombres y apellidos en los registros parroquiales. La economía de Cataluña se vio afectada cuando los puertos catalanes tuvieron la prohibición de comerciar con América y que no se recuperó hasta el reinado de Carlos III.

Sin olvidar que las normas de la arquitectura de la ciudad de Barcelona, desde el Decreto de Nueva Planta, se mantenían estrechamente relacionada con la opresión que se ejercía sobre la ciudad por parte de las fuerzas colonizadoras. Pensemos que las casas de Barcelona habían de tener menos altura que las torres de la ignominiosa fortaleza de la Ciudadela que mandó construir Felipe V. De esta manera se facilitaba que desde la fortaleza pudiesen bombardear la ciudad cuando quisieran.


Antoni Gaudí fue humillado por la España castellanizadora. Un 11 de setiembre de 1924, las autoridades españolas cerraron las iglesias de Barcelona para impedir la celebración de la Fiesta Nacional de Cataluña, pero Gaudí, un catalán independentista de 72 años fue a la iglesia de los Santos Justo y Pastor para rendir memoria a los héroes caídos en combate por defender las libertades de Cataluña. Gaudí fue detenido por la policía y llevado a la comisaria en la que se negó a hablar en castellano, este hecho provocó que fuese arrestado, maltratado, gravemente insultado y humillado por los guardias. En su intimidad, Gaudí vivía tan separado de España que actuaba como si no supiera ni quisiese hablar en castellano, porque llegó a la conclusión madura y firme que, sin la independencia, no había posibilidades de vivir en Cataluña sin una política propia que fuese justa, honesta y reformadora.


Gaudí influido por tantas prohibiciones que Cataluña había sufrido a través de la historia, al proyectar la altura de las torres de La Sagrada Familia era una forma de reírse abiertamente de los Borbones y de sus prohibiciones respecto a la altura de los edificios, ya que su proyecto contiene torres de 130 metros de altura y la torre central que coronará la obra tendrá 170 metros. La imagen de su gran obra, al contrario de lo que querían los Borbones, una Barcelona minimizada por las alturas de sus edificios, se convierte ya en una de las victorias más espectaculares de la catalanidad de Gaudí.

Ya en plena dictadura en el año 1925 Gaudí terminó el primer campanario de la fachada del Nacimiento, dedicado a San Bernabé, de 100 metros de altura. Esta fue la única torre que Gaudí pudo ver construida, ya que el 10 de junio de 1926 murió de un trágico accidente ocurrido tres días antes, al ser atropellado por un tranvía. El día 12 fue enterrado en la Capilla del Carmen de la cripta del Templo Expiatorio de La Sagrada Familia, donde aún hoy reposan sus restos.




Reflexión final

Hace tantos años, tantos siglos que nuestra lengua es maltratada y cuestionada por tantos sectores que tendríamos que hacer algo para poder evitarlo definitivamente. Unas veces el maltrato lo recibimos por los enemigos declarados, estos ya no nos pueden engañar —sabemos quiénes son— van en contra de la lengua catalana. Pero hay otros que, unas veces hacen políticas subordinadas —no son autónomos— y votan lo que les mandan, son partidos sucursalistas que votan en Madrid lo contrario de lo que votan en Cataluña. Es como tener la 'Quinta columna' dentro de casa y no debemos consentirlo. Ahora que tenemos la oportunidad de votar, de escoger al partido que defienda más nuestros intereses, tendríamos de votar en favor de aquellos que defienden nuestra lengua y que, visto el panorama restrictivo que España nos ha sometido, tal vez es la hora de tomar una decisión valiente intentando conseguir la independencia de Cataluña.
Lluís Busom i Femenia