Agradecimiento.
Antes que
nada quiero agradecer sinceramente a todos aquellos que me habéis leído o
habéis visitado mi blog Dialéctica; gracias a vosotros mi blog ha
alcanzado las CIEN MIL visitas. Cuando inicié la aventura de “juntar letras” y
exponerlas en público jamás pensé en poder llegar a esa cifra; pero igual de
sorprendido, satisfecho y agradecido lo estuve con mis primeras diez mil
visitas; ahora este comentario me sirve, una vez más, para daros a todos
las gracias. Amig@ lector, un fuerte abrazo!
Preámbulo
necesario.
Una vez
más, me adhiero a la justificación que me proporcionó Mario Vargas Llosa en su
libro “La verdad de las mentiras”, en el que viene a expresar que, en la
mayoría de los autores, cuando hablan de algún personaje determinado, existe un
componente de ficción, aseverando que no cuentan la vida, sino que la alteran,
la transforman y le añaden los sueños, las inquietudes y las tergiversaciones
que surgen de la imaginación del narrador. Es posible que suceda lo que
pronostica Vargas Llosa, en el que muchas verdades pueden parecer mentira
y, viceversa, acciones interpretadas sean verosímiles.
Hablar de
Gala más que de Dalí y, en la forma que lo voy a hacer, merece una pequeña
aclaración. Siempre me interesó y, en algún aspecto me cautivó, la
trascendencia que tuvo esa mujer como musa con sus hombres; ahora me he
adentrado en su vida —al menos en una parte de ella— aclarando anticipadamente
que, aunque pueda parecerlo, no juzgo para nada el comportamiento de su vida,
todo el mundo tiene el derecho a vivirla como quiera y con quién
quiera y, por supuesto, tan intensamente como ella lo hizo.
Lluís Busom Femenia
La Musa prohibida
Grabado
de Paul Gustave Doré para El Paraíso perdido, de John Milton
(...) Allí contempla, admirado, la perfección de su forma, y
averigua la prohibición que pesa sobre Adán y Eva, primeros seres humanos, de
comer el fruto del árbol del conocimiento del bien y del mal. ÉL
no exige de nosotros otra cosa que un solo deber, una fácil obligación; que de
todos cuantos árboles producen en el paraíso frutos variados y deliciosos, nos
abstengamos únicamente de tocar el árbol del conocimiento del bien y del mal.
Eva, embebecida completamente en la fruta, no miraba otra cosa. Le
parecía que hasta entonces no había probado nada tan delicioso; ya porque su
sabor fuera realmente así, o porque se lo imaginara en su halagüeña esperanza
de un conocimiento sublime; su divinidad no se apartaba de su pensamiento.
Ávidamente y sin reserva devoraba la fruta ignorando que tragaba la muerte.
Satisfecha al fin, exaltada, cual si lo fuera por el vino, alegre y juguetona,
plenamente satisfecha de sí misma, habló de esta suerte:
—¡Oh, rey de todos los árboles del paraíso, árbol virtuoso,
precioso, cuya bendita operación es la sabiduría!
(El Paraíso perdido de John Milton 1667)
Grabado
de Paul Gustave Doré para El Paraíso perdido, de John Milton
GALA | Desobedeció
a Dios!
Gala, con el nombre de Helena Dmitrievna Delouvina Diakonova nació
en Kazán, República de Tartaristán (Rusia) el 26 agosto de 1894 en el seno de
una familia adinerada y culta. Pocos años después se trasladaron a Moscú donde
Gala realizó sus estudios en un elitista colegio; Gala era una estudiante
brillante, completando sus estudios en la academia MG Brukhonenko; un centro
exclusivo para las señoritas con un alto promedio intelectual y según dejó
escrito su hermana Lidia era un colegio que tenía famosos alumnos como, por
ejemplo, la poetisa rusa Marina Tsvietáieva" con la cual Gala mantuvo una
estrecha amistad.
Gala no gozaba de buena salud, tenía unos 17 o 18 años, cuando
enfermó de tuberculosis y sus padres la enviaron al mejor sanatorio de Europa,
la mandaron a Suiza donde se encontraban los mejores balnearios sanatorios de
Europa; un tratamiento muy caro pero que, la economía de sus padres, los
Diakonova podían permitírselo. Buscaron el de mayor prestigio y lo encontraron
en la ciudad de Davos (Suiza), el balneario Clavadel a más de 1500 metros de
altitud. Fue un viaje largo y complicado pero ese viaje cambiaría por completo
su vida.
En el mismo balneario conoció a otro paciente que se recuperaba de
la misma enfermedad, era el entonces poco conocido, el poeta Paul Éluard
(seudónimo de Eugène Grindel), dos años menor que ella. Durante la
convalecencia en el sanatorio helvético, el placer por la lectura y la coincidencia de algunos autores
preferidos por ambos, les llevó a convertirse en grandes amigos. La relación en
el sanatorio se hizo intensa y los dos jóvenes se enamoraron
apasionadamente y se prometieron amor eterno. Ambos fueron dados de alta del sanatorio en 1914, Gala vuelve a
Rusia y Éluard fue al frente de guerra, aunque no antes de que la pareja se hubieran
declarado su amor.
Fue Paul Éluard quién
bautizó a Helena
Dmitrievna Delouvina con el alias de Gala, nombre con el que para siempre
se la conocería. En la distancia momentánea se escriben vehementes cartas de
amor, hasta que se encuentran en París, donde viven una intensa y profunda
historia apasionada. En el año 1917 Paul y Gala se casan en París y, al año
siguiente en el mes de mayo nace Cécile su hija. Gala confía a su hija al
cuidado de la suegra con quien se quedará gran parte de su vida, debido a la
nula preocupación que ella demuestra por su hija. El matrimonio vive años
intensísimos en París; la capital francesa es escenario privilegiado de las
vanguardias artísticas y del nacimiento del Dadaísmo. El matrimonio Éluard-Gala viven un amor ardiente; Gala se
convierte en la musa pasional de Éluard. Para Gala es un mundo nuevo, un mundo
promiscuo en el que practican el amor libre sin recato ni moderación.
Éluard
solía llevar fotografías de Gala completamente desnuda que mostraba con
prodigalidad a sus correligionarios surrealistas. Introdujo a Gala en una dinámica
sexual en la que el voyerismo era tan habitual como la bisexualidad o el
exhibicionismo, los cambios de pareja o las orgías. Solo había una modalidad
erótica en la que Gala no podía competir: al parecer su anatomía le impedía ser
sodomizada. Ambos tenían amantes ocasionales y tal era una de las condiciones
de su convivencia. Gala se ha convertido en una mujer fatal, en su
satisfacción más primaria se entrega apasionadamente al amor; su feminidad tiene
magia y es codiciada por muchos hombres a los que ella selecciona y acepta como
un juego para satisfacer experiencias que ella encuentra fascinantes. Su
mundología la convierten en una mujer devoradora de hombres.
El grupo surrealista se
caracterizó por la expresión libertaria sin límites
y la exaltación de los procesos
oníricos, con expresión del humor más corrosivo
y de la desenfrenada pasión
erótica; todo un magma concebido
como arma para combatir la
tradición cultural burguesa.
Éluard, acompañado e inspirado
por la musa de su joven esposa, se relacionan intelectualmente con André Breton, Louis Aragon y Max Ernst y, juntos crean el grupo surrealista, la
vanguardia más revolucionaria de aquella época. Al líder
del grupo surrealista, André Breton que era puritano y dogmático no le
gustaba en absoluto Gala, la consideraba una especie de bruja, libertina y
aficionada al esoterismo. André Breton fue quien acuñó el sobrenombre
de “Avida Dollars” transformando las letras del nombre de Salvador Dalí para
criticar despectivamente su pasión por el dinero; pero contrariamente fue un
anagrama que haría fortuna ya que el propio Dalí se encargó de difundirlo y
promocionarlo.
El pintor
Giorgio de Chirico, tras contactar con el movimiento surrealista, se le hizo
saber que podía disponer de Gala para lo que gustara. De Chirico se acostó con
Gala varias veces. Se decía que si alguien producía una buena obra literaria es
que debía haberse enamorado de Gala; también se comentaba que todo el que se
había acostado con Gala, al cabo de nueve meses alumbraba alguna
genialidad. En un viaje de Gala a Roma, se encontró nuevamente con el pintor
Giorgio de Chirico y durante el tiempo que duró la estancia en la ciudad
eterna, Gala y Giorgio de Chirico fueron amantes.
A Gala, la
afición al esoterismo y, a las “magias sexuales” provino de María de Naglowska
una ocultista, escritora y periodista que enseñaba a los surrealistas prácticas
de rituales mágicos sexuales. Naglowska había escrito, entre otros libros, “Traités de Magie Sexuelle” Les rituels
sataniques de la confrérie de la Flèche d'Or. Naglowska creó y dirigió una
sociedad oculta conocida como la “Confrérie de la Flèche d'Or”.
Era
alrededor de los años 1932/33 cuando María de Naglowska daba de forma habitual
tertulias en las que describía técnicas mágicas sexuales, en los cafés de
Montparnasse. También numerosas conferencias ofrecidas en el restaurante
"La Coupole", que sugestionaron tanto a Dalí como a Gala. En La
Coupole, María de Naglowska convencía a los asistentes, en las que participaban
los componentes más destacados del movimiento surrealista, así como el fundador
del dadaísmo, Tristan Tzara, del poder espiritual transformador de las
relaciones sexuales. Gala y Dalí fueron unos convencidos de esas prácticas
esotéricas que las llevaron a cabo durante su larga relación afectiva carnal.
Gala hace tiempo que mantiene relaciones sexuales fuera del
matrimonio, su marido Paul lo sabe y lo consiente y, en una de las cartas que
le escribió mientras estaban casados relata sus sueños sexuales compartidos:
Carta de
Paul Éluard a Gala
Eaubonne, abril de 1928
Mi amor querido, mi dulce amor, sigo en cama.
Acabo de tener un sueño maravilloso, uno de esos sueños diurnos
donde las emociones físicas te dejan al despertarte toda la parte
correspondiente al deseo... y el deseo que arrastras después, ya despierto, se
parece tanto al placer del sueño. Estaba tumbado en una cama al lado de un
hombre que no puedo identificar con seguridad, pero un hombre sumiso, soñador
desde siempre y para siempre y silencioso. Le doy la espalda. Y tú vienes a
tumbarte cuan larga eres pegada a mí, me besas los labios dulcemente, muy
dulcemente y yo te acaricio bajo el vestido los senos, fluidos, tan vivos. Y tu
mano pasa, muy despacio, por encima de mí, busca al otro personaje y se
aposenta en su sexo. Lo veo en tus ojos, que se turban lentamente, cada vez
más. Y tu beso se hace más cálido, más húmedo, y tus ojos se abren más y más.
La vida del otro pasa a ti y al poco rato es como si masturbaras a un muerto.
Me despierto, ligeramente ebrio, incapaz de renunciar al placer.
Confieso que el regreso a Arosa no me parece triste, que de hecho
no es un regreso a Arosa sino un regreso a ti, por consiguiente a mi amor. Por
consiguiente, sólo una cosa deseo: verte, tocarte, besarte, hablarte,
admirarte, acariciarte, adorarte, mirarte, te amo, te amo sólo a ti, la más
bella y en todas las mujeres sólo a ti te encuentro: toda la mujer, todo mi
amor tan grande, tan simple.
En cualquier caso, lo cierto es que tu imagen no se separa de mí
un instante, que os amo en todo: en todo, también en toda carne, en todo amor.
Soy vuestro marido para siempre.
Paul
En las experiencias sexuales de Gala fuera del matrimonio hay una muy
relevante. Mantiene durante semanas una relación intensamente amorosa —casi
secreta— con un amigo de su marido, Max Ernst. Las citas en los hoteles de
París con Max son frecuentes; la infidelidad tiene el aliciente de un tiempo
robado, del apasionamiento arcano y feliz de encontrar sensaciones nuevas y no
satisfechas. Poner los cuernos a Paul se convierte en un placer más. Gala y
Max, en un principio se esconden, es un juego excitante, a veces permanecen
juntos tres y cuatro días encerrados en el hotel. El intercambio de
conocimientos... es mutuo. No se sabe si fue por casualidad o por expresa
premeditación de Max Ernst, una tarde estando en el hotel con Gala, encuentran
a una amiga de Ernst, una mujer exquisitamente vestida llamada Jocélyne, una
bellísima y atractiva mujer que deslumbra a su paso, por su aspecto refinado,
una dama. Ernst conoce a esa mujer íntimamente.
Es media tarde y Jocélyne les invita en un reservado del bar del
hotel a tomarse “La Fée Verte”.
¿Qué es La Fée Verte?
Traducido
es el Hada Verde, también conocida, por el Diablo Verde y la Musa Verde. La
mayor popularidad del absinthe (la
absenta; esta bebida tiene una graduación alcohólica entre 65º y 89º) viene de
su supuesto efecto narcótico, para algunos similar al del opio y la cocaína.
Oscar Wilde explica: "Después del primer vaso uno ve las cosas tal como
desearías que fueran. Después del segundo, uno ve las cosas como no lo son en
verdad. Finalmente, uno ve las cosas como son en la realidad, y ésa es la más
horrible cosa en el mundo". El escritor inglés aseguró haber visto
"monstruos y crueldades" bajo el efecto de la absinthe, y también
"cosas curiosas y maravillosas". No había artista que no consumiera
absinthe, ya que se había convertido en el símbolo de la rebeldía de la época. Su
popularidad entre la bohemia parisina y los artistas en particular. Muchos de
ellos se volvieron locos o actuaron como tales. Todo ese auge y popularidad
desmedida de la Musa Verde sólo contribuyó a apurar la causa prohibicionista.
La locura
de Van Gogh fue el ejemplo más elocuente, aunque también están Rimbaud y Verlane,
quienes después de tomar absinthe se ponían a practicar juegos extremadamente
crueles; de Toulouse-Lautrec, que necesitaba estar borracho de absinthe
mezclado con cognac que él llamaba “tremblement de terre”. Tragos que le
permitía participar y soportar la vida bohemia de Montmartre. Esa bebida el
“temblor de tierra” le costó la vida. Para muchos el absinthe era más que una
simple bebida, era la musa de las artes, la diosa que estimulaba su
creatividad, la gran "culpable" de los versos de Rimbaud, Verlaine y
Baudelaire y de las obras de Van Gogh, Lautrec y Gauguin, todos famosos bebedores
de absinthe y, artistas como Degas, Manet y Picasso le rindieron tributo a
través de sus cuadros. Picasso en
pleno periodo azul también tuvo predilección por el consumo de la absenta y, en
sus juergas, correrías por los burdeles y quizás influido por la tonalidad
verde de la bebida, le dedicó un retrato que tituló “El bebedor de absenta” que
recuerda a la pintura de El Greco.
Fragmento
del cuadro de Viktor Oliva: “El bebedor de absenta” 1901
Hoy se
sabe que este poder inspirador viene dado por el ajenjo, en especial por uno de
sus compuestos, la trujona, acusada de provocar efectos narcóticos similares a
la marihuana, que van desde las náuseas y la desorientación hasta la euforia,
las alucinaciones y las convulsiones. Todos ellos, llegaron al absinthe
buscando inspiración, compañía, tranquilidad, terminaron convirtiéndose en
víctimas de La Musa Verde y en tristes ejemplos de sus efectos letales. Hasta que
llegó la prohibición, las autoridades estadounidenses y francesas tenían en
mente prohibir la absinthe, tal como lo habían hecho con los derivados del
opio, la cocaína y la cannabis… pero, hecha la ley hecha la trampa.
Uno de
los mayores atractivos del absinthe está en el ritual de su consumo: se sirve
en una copa especial de cristal con un abultamiento en el fondo de la copa
donde se aloja la “Fée Verte”, una cuchara con perforaciones en la cazoleta
donde se sostiene un terrón de azúcar. Junto con estos elementos una jarra de
agua fría que se vierte poco a poco a través del azúcar mientras se va
mezclando con la “Fée Verte” y llenándola según la proporción que se quiera
rebajar el “Hada Verde”. Dado que los elementos no son solubles al agua,
adquiere un color opalescente o lechoso. Es una bebida que fue prohibida en
muchos países, aunque posteriormente se levantaron las prohibiciones, pero
fijando unos límites máximos al contenido de tujonas, sustancia que afecta el
sistema nervioso y que es la causante de alucinaciones. La mezcla de “Fee
Verte” con la cocaína es universalmente conocida como letal.
Fragmento
del cuadro de Albert Maignan: “La musa verde”
La conversación entre Jocélyne, Paul y Gala en el reservado del
hotel, es distendida, hay mucho más que roces y tocamientos mientras comparten
ese tiempo con la “Musa Verde”, se habla de sexo abiertamente, de apetencias y
preferencias de cada uno. Jocélyne les propone, después de ver a Gala muy
entonada con las copas del “diablo verde”, a jugar y hacer el amor los tres. Max
acepta y Gala le dice:
—Sí, acepto,
pero antes me tienes que convencer! Quiero
saber lo puta que vas a ser!
Jocélyne abre de su bolso un estuche de nácar en el que tiene bien
dispuestos terrones de azúcar, saca uno, lo desenvuelve y lo moja con el “Hada
Verde” y le dice a Gala:
—Yo te
elijo a ti Gala y te ofrezco una noche de amor como nadie nunca te ha amado
para que tu cuerpo experimente el abandono más absoluto, en compañía de nuestro
común amante Max. Y, ahora amada Gala, lo sello con el beso de “La Hada Verde”.
Jocélyne se introdujo en su boca el terrón de azúcar bañado con la
Fée Verte, se aproximó a Gala, acercó su cara lentamente a punto de besarla con
el azúcar sobresaliendo de su boca hasta que Gala abrió la suya y se dieron el dulce
beso que sellaba una noche de amor.
Se decidió compartir de inmediato los tres la habitación del
hotel. Gala sólo levantarse del reservado, se derretía de deseo, estaba
alucinada, deseosa como una leona enjaulada, aceptó el envite, convirtiendo, lo
que hasta ahora habían sido citas en pareja, en un ménage à trois. La nueva experiencia
con la dama Jocélyne es definitiva, Gala entra en una nueva y fascinante
dimensión. En esa experiencia con una mujer y La Fée Verte, es completa, pero lo
que más la ha excitado es el componente de exhibirse o ser espectadora de ver a
su amante amarse con Jocélyne.
Los orígenes de esa mujer, de
Jocélyne, son de una extracción muy humilde; conoce las costumbres de los
suburbios y, a la perfección el lenguaje vulgar de la calle y el usado en La
Santé. Durante su niñez y adolescencia formó parte ellos. Jocélyne de muy
joven, sin tener aún la mayoría de edad, se enamoró de un tunante, un “guappo”
italiano que la utilizó. En pocos meses se convirtió en una prostituta
sometida, primero por deseo propio, como una experiencia nueva y atractiva;
después por obligación a su chulo para obtener el dinero que le obligaba a
ganar. Fue su “maquereau” quién le enseñó el extenso abanico de las artes de
satisfacer a los hombres. Jocélyne, con su impecable y elegante porte, tiene un
acreditado pasado, es experta en atraer a los hombres, domina ese arte con
elegancia pero con la sapiencia de una profesional. Conoce los gestos y el
argot de los antros que frecuentó en su juventud; pero ese mundo ha quedado muy
atrás, Jocélyne es una mujer que se ha hecho así misma. Hizo un esfuerzo
titánico por educarse, estudió y aprendió los modales y el refinamiento de una
dama. Ahora nadie notaría su procedencia, es una atractiva mujer educada con un
francés exquisito, sólo en la cama le nacen expresiones ordinarias, —sin duda cuando
encuentra lo que ella desea— un lenguaje extremadamente ordinario y soez pero
muy atractivo para sus amantes. A Gala y a Max les fascina su vocabulario y
ambos sucumben a la pasión de esa mujer. Gala se derrite al contemplar el sexo
de los ya sus dos amantes, se descompone de placer. Jocélyne entra en sus vidas
como un vendaval, es una ráfaga intempestiva e intensa pero breve, su relación
durará escasamente unos meses, Jocélyne se cansará de Gala y, lo manifestará
abiertamente, despreciándola.
Jocélyne es una distinguida y apetecible señora casada, es una
dama de la buena sociedad que, con frecuencia y en tono distendido, alaba a su
marido por su genial manera de ganar dinero, por la habilidad con que sabe
llenar la cartera de billetes; es más un compañero que un marido —“un mari
trompé”—, ya que sexualmente la dama Jocélyne necesita mucho más de lo que su
marido le ofrece en la cama. Tiene una doble vida, se ha convertido en una
refinada meretriz, entendiendo por meretriz una prostituta aficionada, pero
cara. Jocélyne se mueve en un mundo selecto, una élite que la reclama como si
fuera una embajadora plenipotenciaria invitándola en las más selectas
reuniones. Mantiene una relación asidua y discreta pero afectiva con varios
personajes importantes —a Jocélyne le encanta la política— goza del afecto de
hombres que están en el entorno del presidente de la república, por aquel
entonces, Alexandre Millerand.
A Gala esa relación a tres le hace perder la cabeza... Jocélyne la
ha hecho vibrar y emerger un apetito sexual nuevo, con ella descubre un mundo
apasionante; Max y Jocélyne le han hecho conocer una nueva dimensión del sexo,
la compenetración con su amante es total, lo ama pero también ama a su esposo.
No sé cuál es el momento en el que Gala, o los tres se plantean convivir juntos
y realizar esa nueva experiencia carnal. Pero la realidad confirma todas las
expectativas. El poeta Paul Éluard, su esposa Gala y el pintor Max Ernst
deciden vivir juntos.
¿Quién es Max Ernst?
Es un pintor nacido en Alemania, en principio de filiación
expresionista y buscador incansable de nuevas técnicas. La famosa exposición
del Sonderbund de 1912, que se
celebró en Colonia, proporcionó a Ernst la ocasión de conocer directamente las obras
de Cézanne, Van Gogh, Gauguin, Munch y Picasso. En esta famosa exposición es considerada
como el nacimiento del arte moderno. Es en París, donde comenzó a pintar obras
surrealistas en las que figuras humanas de gran solemnidad y criaturas
fantásticas que habitan espacios renacentistas realizados con detallada
precisión (L'eléphant célèbes, 1921).
Max Ernst
(Fotografía: Arnold Newman)
Al ir escribiendo ese
cosmos particular de Gala, cosmos que por su extensa intimidad se mueve a
impulsos de una mujer insaciable, de musa prohibida y necesaria para sus
hombres. Creo que es de una gran relevancia, al menos en el París de la época,
donde los movimientos vanguardistas estaban en ebullición en el que, muchos artistas
como hecho destacable, habían alcanzado el cénit de su creación cuando más
implicados estaban sus vidas viviendo una historia de apasionamiento amoroso,
lo intentaré definir mejor: No me refiero a la relación elegante y florida del
enamoramiento, tampoco a una relación epistolar o platónica, me refiero al
desenfreno pasional más primario del hombre y de la mujer, bien sea
heterosexual o cualquier otro. Lo voy a expresar con toda claridad: cualquier
opción sexual más allá de las que el lector pueda imaginar. Debemos situar el
personaje de Gala como una mujer
manipuladora, perversa, de instintos sádicos, entregada con complacencia a toda
clase de aberraciones y de una voracidad sexual insaciable; persona endiosada y
ególatra hasta extremos inimaginables.
En muchos casos la
necesidad sexual es cuando el apasionamiento adquiere visos patológicos que
envuelve la existencia del artista en un desenfreno creativo, un tiempo sublime
de creación visceral gestada en la intimidad más secreta, oculta y, con toda
seguridad, inconfesable. Es en esos tiempos de complicado comportamiento
amoroso —con todas las variantes sexuales, aderezadas con el ímpetu de la
pasión, el goce, los celos o la amargura y el sufrimiento— es cuando el artista
se supera y expresa con todo su máximo esplendor, su genialidad y, en muchos
casos, —el desenfreno alimentado por Gala— ha sido la musa necesaria para hacer
emerger la genialidad plasmada en un momento irrepetible, bien sea con palabras,
poemas, colores o acordes, su expresión más íntima y más sincera. Es el tiempo
donde la creatividad se dispara y alcanza la genialidad.
El complicado matrimonio
a tres de Paul, Gala y Max, el ménage à trois, duró varios años; los tres
amantes compartieron sus vidas aparentemente sin complicaciones perceptibles a
los demás. Paul Éluard se ha convertido en un gran poeta y Max Ernst es una de
las grandes figuras del surrealismo. Sus obras, parecen que se transforman constantemente
cuando las confronta en las convenciones, originan en la mente de los
espectadores una conexión que evoca visiones fantásticas y realistas del
futuro. También pinta numerosos retratos a Gala. La fase creativa de Max estaba
en plena efervescencia y, su creatividad en la cima; la musa Gala era el
secreto del pintor… Opino que el matrimonio de Paul y Gala debió ir bastante
bien hasta que —como todo en la vida— se termina, se erosiona o le empujan de
tal forma que llegó a sentirse un estorbo; de tal manera que se vio obligado a
abandonarlo todo. Lo cierto es que Paul, cansado o empujado decide abandonar a
Gala e iniciar un largo viaje. Al cabo de un año Gala recibe noticias de su
marido desde Saigón y, en la carta, le pide que vaya a buscarlo para
reconciliarse. Gala que continuaba conviviendo con Max Ernst, deciden hacer el
viaje los dos en busca de Paul Éluard. No sé cómo se lo tomó Paul al ver llegar
a Saigón a Gala acompañada de su amante Max, pero imagino que debió aceptarlo
ya que los tres regresaron a París. Poco tiempo después Gala empieza a viajar y
a tener, como siempre, un sinfín de aventuras amorosas.
Max Ernst durante la II Guerra Mundial fue hecho prisionero pero
escapó, después de la ocupación alemana de Francia, fue detenido de nuevo, esta
vez por la Gestapo, pero logró escapar y huir a Estados Unidos con la ayuda de
la famosa mecenas Peggy Guggenheim. Dejó atrás a su amante, Leonora
Carrington. Ernst y Peggy Guggenheim llegaron a los Estados Unidos en 1941 y se
casaron al año siguiente. Junto con otros artistas y amigos (Marcel Duchamp y
Marc Chagall) que habían huido de la guerra para vivir en la ciudad de Nueva
York.
Salvador Dalí, Gala, Paul
Éluard y Marie Benz (“Nusch”), en Cadaqués.
En 1929 Gala conoce a
Salvador Dalí que ha viajado a París para la presentación de la película
realizada junto a Luis Buñuel “Un Chien
Andalou”, en la presentación
conoce a Camille Goemans, poeta, galerista que, a su vez, le presenta a Paul Éluard.
Durante el verano de este mismo año Salvador Dalí invita a los amigos
siguientes a pasar unos días en su casa de Cadaqués: Goemans y su compañera,
Paul Éluard y Gala, con su hija Cécile, René Magritte y su esposa y a Luis
Buñuel. Dalí nada más ver a Gala se enamora de ella. Dalí escribirá: —Gala
estaba predestinada a ser mi Gradiva (el nombre proviene de una novela de Wilhelm
Jensen en que el personaje femenino que nace de la alucinación, se convierte
finalmente en realidad). Gala ya no se separará de Dalí, a partir de ese
momento Gala va ligado al nombre de Dalí.
Paul Éluard escribió los
poemas “De L'Amour la poésie” los cuales reflejan y son el testimonio de una
época difícil: recaída tuberculosa y separación de Gala que se convierte en la
ninfa rusa que cautivó a Salvador Dalí.
Paul Éluard.
Solamente
deseo amarte...
Solamente
deseo amarte
Una
tempestad llena el valle
Un solo
pez el río
Te he
hecho
A la
medida de mi soledad
Todo el
mundo para esconderse
Días y
noches para comprenderse
Para
contemplar en tus ojos
Todo lo
que pienso de ti
Y de un
mundo hecho a tu imagen
Y las
noches y los días gobernados por tus párpados.
Salvador Dalí & Gala Dalí
En este último viaje, renace el enésimo enamoramiento por un hombre, por Salvador Dalí. Gala sabe del mundo, de los hombres y de la vida mucho más que el joven pintor, es una mujer bregada y segura. Gala tiene 35 años, Salvador 25; Dalí está completamente embobado por Gala, hace el ridículo más de la cuenta para llamar la atención de esa mujer apetecible y, a los ojos de Dalí, hermosa. No puede dejar pasar más tiempo sin declararle su amor y, durante un paseo, posiblemente por el hermoso Cabo de Creus, Dalí le declaró su amor. Para Dalí ella encarnaba la mujer deseada de siempre, la había gozado en los momentos oníricos de su infancia. La anatomía de Gala era la que tantas veces había soñado, su pequeña y delicada complexión y, su espalda, sobretodo la espalda maravillosa que Dalí creyó que le pertenecía desde siempre. Se casaron en 1932 y, poco después, ella fue sometida a una histerectomía.
En este último viaje, renace el enésimo enamoramiento por un hombre, por Salvador Dalí. Gala sabe del mundo, de los hombres y de la vida mucho más que el joven pintor, es una mujer bregada y segura. Gala tiene 35 años, Salvador 25; Dalí está completamente embobado por Gala, hace el ridículo más de la cuenta para llamar la atención de esa mujer apetecible y, a los ojos de Dalí, hermosa. No puede dejar pasar más tiempo sin declararle su amor y, durante un paseo, posiblemente por el hermoso Cabo de Creus, Dalí le declaró su amor. Para Dalí ella encarnaba la mujer deseada de siempre, la había gozado en los momentos oníricos de su infancia. La anatomía de Gala era la que tantas veces había soñado, su pequeña y delicada complexión y, su espalda, sobretodo la espalda maravillosa que Dalí creyó que le pertenecía desde siempre. Se casaron en 1932 y, poco después, ella fue sometida a una histerectomía.
Algunos
biógrafos dicen que Salvador Dalí que a los 25 años todavía era virgen y, al
parecer, no sólo tenía reparos hacia las mujeres, sino que tenía un miedo
inconfeso, tratando de evitar la intimidad física con las mujeres. Pero algo
debió cambiar desde que Gala acompañada por su marido apareció en Cadaqués.
Posiblemente hubo flechazo y, sin saber el cómo resolvieron su intimidad,
lo que sí se sabe es que hubo, una vez más un ménage à trois entre el
marido de Gala, el poeta Paul Éluard, Gala y Salvador Dalí. En
esa visita memorable, marca la historia definitiva de la Musa
prohibida, Salvador Dalí pintó un retrato de Paul Eluard.
Escribiendo sobre lienzo todas sus dudas y pasiones, explicándolo de
esta manera:
—“Yo sentía que se me
confió el deber de capturar el rostro del poeta, ya que del Olimpo le robé una
de las musas”.
A partir de este momento la vida de esta mujer deslumbrante, se
confunde y se funde con la de Dalí. Empieza el mito de Gala, nace la musa;
madre, Eva, Elena, bruja, adivina, y así se convierte en el eje de la vida de
un hombre, por cierto genial, sin embargo muy perdido en sus sueños de grandeza
para poderlos concretar. Gala llega a la existencia de Dalí, despertando
durante más de 50 años de vida en común, un sin número de momentos creativos
que se traducen en la tela, que se concretan en objetos bizarros, en
pensamientos profundos, y en actos irreverentes.
André Parinaud:
André
Parianud dijo: El personaje público de Salvador Dalí que conocemos es algo así
como la parte visible de un iceberg. Dalí está en un gran momento de su vida y
la observa con ojo imperial para juzgarla. Su renombre es uno de los mayores
alcanzados por un artista vivo. Pero él sigue siendo el enamorado de Gala, el
catalán apasionado, el surrealista paranoio-crítico, el ser más dispuesto a
gozar de la vida.
Dalí había
leído la obra de Freud sobre “La interpretación de los sueños” y entró en
una nueva etapa pictórica, aplicándose los principios del psicoanálisis a sí
mismo y convirtiéndose quizá en el más importante de los artistas surrealistas.
A través de su amigo Stefan Zweig, Dalí conoció a Sigmund Freud al que
admiraba y cuya obra había inspirado su propia investigación onírica e
inconsciente. Dalí a través de su libro, asevera en el capítulo “Cómo devenir
paranoico-crítico” en su libro Confesiones inconfesables recogidas por
André Parinaud:
(...) Soy un delirio viviente y controlado. Yo soy porque deliro,
y deliro porque soy. La paranoia es mi misma persona, pero dominada y exaltada
a la vez por mi conciencia de ser. Mi genio reside en esta doble realidad de mi
personalidad; este maridaje al más alto nivel de la inteligencia crítica y de
su contrario irracional y dinámico. Derribo todas las fronteras y determino
continuamente nuevas estructuras de pensar.
Dalí es sexualmente hablando, más un niño que un hombre, el deseo
de jugar, de hacer teatro le acompaña tanto en su mundo exteriorizado
histriónicamente como en su intimidad con Gala. Comparte y se conforma con ver
el disfrute sexual de su esposa, le cautiva contemplarla como una Diosa en la
que se entrega al hombre por ella elegido. Dalí estaba fascinado por el morbo,
por el candaulismo que le proporcionaba su mujer. El candaulismo es un término
médico que se refiere al impulso psicológico de exponer a su pareja sexual ante
otras personas, a otros amantes con el fin de obtener gratificación erótica. En 1958, Dalí y Gala se vuelven a casar en el santuario de Els Àngels,
cerca de Girona. En 1968, el pintor le compra a Gala un castillo en el pequeño
pueblo de Púbol (provincia de Girona) Dalí y Gala pasan las primaveras y los
veranos en Portlligat, y los inviernos entre Nueva York y París.
Dalí
también tuvo una intensa relación con la modelo francesa-vietnamita y
transexual Amanda Lear, famosa en los años 60 por haber trabajado en Londres
con Mary Quant, Yves Saint Laurent y Coco Chanel y por haber sido pareja
ocasional de Brian Jones de los Rolling Stones. “Oficialmente” Dalí
conoció a Amanda Lear en el club nocturno Le Castel. Pero otras fuentes
cercanas y ciertas desvelan que realmente Dalí había conocido a Amanda
Lear (como Peki d'Oslo) en un cabaret de Barcelona, muy conocido, el New
York, ubicado en la calle Escudillers de Barcelona, uno de los sitios por
llamarlo finamente “popular”.
Dali y
Gala se encontraban en Nueva York cuando se relacionaron con el mundo de la
música neoyorkina. Se sabe que Dalí asistió a un concierto de Alice
Cooper. A Dalí le fascinó el espectáculo, sobretodo valoró el
aspecto visual y la puesta en escena del show: Las serpientes, la
sangre… a lo que el pintor exclamó:
—¡Apocalíptico, decadente y
repulsivo… ¡Me entusiasma!
Más
problemática y misteriosa fue la forma en que se conocieron Gala y el cantante
Jeff Fenholt. En aquel tiempo Jeff era una súper estrella, con un éxito
fulgurante por sus actuaciones neoyorkinas en el teatro musical de Broadway, Jesús
Christ Superstar , fuere como fuere Gala se hizo notar y Jeff Fenholt
se sintió halagado que la mujer de Dalí se interesara por él.
Jeff Fenholt en su papel de Jesús
rodeado de sus discípulos
en una escena del musical de
Broadway 'Jesucristo Superstar' (Foto: John Olson)
Sin duda
la coquetería de Gala causó el efecto que ella deseaba y convenció a Jeff para
que les acompañase a Cadaqués. Gala le
separó de su ambiente y le convirtió en su más asiduo amante. La adicción al
sexo y a las drogas los convirtió en perversos amantes, cuyas necesidades
extravagantes les complementaban. Dalí era espectador privilegiado de sus
amores. Gala financió la adicción de Jeff a la heroína, en cuya compra
dilapidó una colección de pinturas que le había regalado Dalí. Gala fue
la última musa del siglo XX, mujer capaz de estallar los amores más locos y las
antipatías más violentas. Se podrían llenar páginas sobre los insaciables
amores de Gala, que recibió a sus amantes, elegidos mayoritariamente más
jóvenes en el castillo de Pubol y, en el cual su marido, solo podía entrar bajo
invitación explícita de ella.
Trastornado
y deprimido, Jeff Fenholt abandonó a su amante y terminó integrándose en el
grupo de rock satánico Black Sabbath. La banda Black Sabbath fue la que más
explotaría la imaginería de tipo Satánico y ocultista en sus letras, en el
diseño de sus álbumes y en su actitud. En la portada de su disco "Sabbath
Bloody Sabbath" entre otros símbolos aparece el "666" (la marca
de la Bestia según la Biblia Cristiana). La revista Vanity Fair, en la edición
de diciembre 1997, detalla su pasado como “el muchacho juguete de Gala Dalí”,
esposa de Salvador Dalí. El artículo fue titulado “Gala, Dalí Demon novia”. En su
autobiografía, Jeff Fenholt reconoció que cuando se relacionó con la pareja
Gala-Dalí, consumía drogas, la relación sexual con Gala le hundió en una
espiral autodestructiva, confesando que estuvo muy cerca de la muerte. En el
año 1989 Jeff Fenholt en una entrevista a la revista Rolling Stone afirmó, como
conocedor íntimo de Gala, podía asegurar que era la mujer más depravada,
viciosa y demoníaca que se puedan imaginar. Mientras relataba que Dalí como
pintor es uno de los artistas con una genialidad inmensa, pero está
completamente loco, su vida esta construida y sometida a las exigencias de
Gala, Dalí es genial pero vive fuera de la realidad.
Fragmento del cuadro “El gran
masturbador” Dalí 1929
Gala fue,
a lo largo de toda su vida, una mujer libre; nunca se sintió condicionada ni
coartada ante nada ni ante nadie, impuso su voluntad allí donde quiso,
evidenciando frecuentemente modales groseros, bruscos o agresivos. Quienes la
conocieron afirman que mostró sobradamente cualidades paranormales. Era
extremadamente supersticiosa y compartía este hábito con el pintor. Creía tener
aptitudes para la magia ceremonial, al esoterismo y a las magias
sexuales influidas, como he relatado al inicio, de María de Naglowska.
Entre sus creencias rituales Gala estaba convencida de que el semen la
rejuvenecía, sobretodo el de los muchachos jóvenes. El cuadro de Dalí “El gran
masturbador” el cual está lleno de simbolismos interpretativos, siempre he
pensado que podía referirse a esa posibilidad; en el acto de la felación el
semen vertido —como sustancia vital surrealista— de alguna manera Gala se
adueñó del símbolo de “El Gran masturbador” que para ella, ofrecía la eterna
juventud…
La
relación de Gala con su hija Cecile nunca fueron buenas. Cecile visitó algunas
veces a los Dalí en Cadaqués. Pero este acercamiento sirvió de muy poco y, es
deducible que Gala nunca estimó a su hija, ya que Gala en su testamento —datado
en diciembre de 1980—, un año y medio antes de morir, nada legó a Cecile por
haber sentenciado que “había recibido en vida, con creces, cuantos derechos pudiera
acreditar". Pero Gala no se salió con la suya; Cecile logró un importante
legado: cuadros, dibujos, objetos personales y una importante cantidad de
dinero en dólares y pesetas.
Gala falleció en Figueras el 10 de junio de 1982.
Puedo afirmar con rotundidad que Salvador Dalí fue un genio.
Gala con su carácter dominante, con sus juegos, sus drogas y sus amantes,
contribuyó —por la propia personalidad de Dalí— a estimular de forma casi
patológica un mundo surrealista que sí bien surgió de sus pinceles, sin duda
Gala contribuyó a alimentar su mente atormentada para plasmar en sus telas un
mundo extraño, lleno de simbolismos, algunos de ellos interpretativos al gusto
de quién contempla sus obras pero que, la mayoría de ellos, todavía están por
descifrar. Con la perspectiva de los años, nos queda de Dalí, su obra singular
e interpretativa, su importante y genial obra que todos admiramos. Mucho menos
nos queda de esa mujer que tanta influencia tuvo con Dalí y con tantos otros
relevantes personajes. No obstante sí quiero dejar escrito para atribuir a Gala
la notable importancia que tuvo en el nacimiento y desarrollo del ingenio e
inspiración de sus amantes artistas; al menos eso creo yo. La trayectoria de
esos personajes y sus obras, se vieron influenciados por Gala, su desvergonzada
musa y que, fuera como fuera, Gala contribuyó contundentemente a despertar o
impulsar la genialidad que ya anidaba en ellos.
Y, para terminar dejo la reflexión de Dalí, en sus propias
palabras, como final a Gala Desobedeció a Dios!
(...) “Gala
me oyó. Me adoptó. Fui su recién nacido, su niño, su hijo, su amante —el hombre
a amar—, me abrió el cielo y los dos nos sentamos en las nubes, lejos del
mundo. Ella se arrogó la función de ser mi protectora, mi divina madre, mi
reina. Yo le conferí la fuerza de crear el espejismo de su propio mito ante sus
ojos y ante el mundo. Nuestras dos vidas, desde ese instante, iban a
justificarse la una a la otra. «Pequeñito mío, nosotros no vamos a separamos
nunca.» Estas palabras de Gala sellaron el pacto del milagro daliniano”.
© Lluís Busom Femenia
Al final de ese escrito
hay los “links” de entrada
a mis escritos
principales,
clasificados por los que
tienen
relación con París
(Francia), Italia y otras narraciones.
Fuentes
GOOGLE
site:luisbusom.blogspot.com
ESCRITOS RELACIONADOS CON PARÍS
ESCRITOS RELACIONADOS CON ITALIA
RELATOS, HISTORIAS, VIVENCIAS
OTRAS NARRACIONES
"Excelente, un estudio concienzudo, en mi humilde opinión, fascinante, delirante, la narrativa te traslada a esas
ResponderEliminarescenas y esos lugares maravilloso. ¡¡¡ Felicidades !!!
Muchas gracias Teresa Casas por tu amable comentario, sin duda Gala Dalí y los personajes que giran alrededor de ella vivieron la vida sin complejos, ellos vivieron una época y en París, en la que todos formaron parte del grupo surrealista que se caracterizó por la expresión libertaria sin límites y, tal como cuento en esta narración, de una desenfrenada pasión erótica. Un abrazo!
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