Hay temas
que se escapan a la razón y dan sentido a percepciones sensoriales que están fuera del alcance de un simple observador. Hay días que pasear y abstraerse forman parte de una cotidianidad especial; a veces, una fecha, un pensamiento, o el simple olor de un espacio ajardinado, se convierte en el paradigma de un tiempo vivido. Quizá este condición hipersensible te convierte en más receptivo.
Andar, contemplando la frondosidad del árbol Ginkgo Biloba, es una sensación de estar impregnado de su esencia, como sí las moléculas del árbol y su xilema primario pudieran llegar a penetrar en los poros abiertos de mi piel y, poco a poco, se introdujera dentro de mí, llenándome de su espléndido espíritu portador de la esperanza.
Me gustan los árboles, sobretodo los que en sus épocas floración se exhiben como mujeres estupendas, con sus flores provocativas y descocadas, mostrando sus hechuras, sus voluptuosidades, sus perfumes embriagantes y, por supuesto, alguna de sus muchas coqueterías cuando dejan caer —en aparente descuido femenino— alguna de sus hojas que deja al descubierto, precisamente, una de sus partes más íntimas y atractivas .
Andar, contemplando la frondosidad del árbol Ginkgo Biloba, es una sensación de estar impregnado de su esencia, como sí las moléculas del árbol y su xilema primario pudieran llegar a penetrar en los poros abiertos de mi piel y, poco a poco, se introdujera dentro de mí, llenándome de su espléndido espíritu portador de la esperanza.
Me gustan los árboles, sobretodo los que en sus épocas floración se exhiben como mujeres estupendas, con sus flores provocativas y descocadas, mostrando sus hechuras, sus voluptuosidades, sus perfumes embriagantes y, por supuesto, alguna de sus muchas coqueterías cuando dejan caer —en aparente descuido femenino— alguna de sus hojas que deja al descubierto, precisamente, una de sus partes más íntimas y atractivas .
La coquetería en los árboles es
manifiesta, hay una gran mayoría que, como la mujer, usan todas sus atractivas
formas para cautivar a más de un paseante. Yo he sucumbido a los encantos de un
árbol precioso al que, por cierto jamás había reparado con la atención que ahora
lo hago, su belleza me ha cautivado, ahora, lo confieso, he caído plenamente en
sus brazos. Es tu árbol el Ginkgo Biloba, árbol frondoso de hojas preciosas.
Pero yo. que soy un caprichoso, un crío, tengo una debilidad, me gusta cuando
ya ha adquirido una cierta madurez y sus hojas lucen un amarillo cautivante, es
todo un espectáculo contemplarte, me cautivas y eso lo digo con total seriedad.
Me cautivan tus hojas y tus distintas tonalidades apreciadas una a una, tu follaje amarillo forma un todo armónico sublime, pero acercándome e intentando descubrir valores en tus hojas, me emociona las distintas tonalidades adquiridas por la transparencia de tus hojas cuando son atravesadas por los rayos del sol y, esos rayos convierten tu follaje iluminado en una gran variedad tonal. Tú admirable belleza la exhibes a través de tus miles de hojas que van adquiriendo, por los rayos de sol, una gama de amarillos translúcidos. Eres como una explosión estética de un cuadro impresionista, con tonos de veladuras amarillentas fascinantes, como si fueras maquillada por la técnica envolvente de los impresionistas —tengo por el amarillo una cierta preferencia— me viene de algún sueño no realizado.
Me cautivan tus hojas y tus distintas tonalidades apreciadas una a una, tu follaje amarillo forma un todo armónico sublime, pero acercándome e intentando descubrir valores en tus hojas, me emociona las distintas tonalidades adquiridas por la transparencia de tus hojas cuando son atravesadas por los rayos del sol y, esos rayos convierten tu follaje iluminado en una gran variedad tonal. Tú admirable belleza la exhibes a través de tus miles de hojas que van adquiriendo, por los rayos de sol, una gama de amarillos translúcidos. Eres como una explosión estética de un cuadro impresionista, con tonos de veladuras amarillentas fascinantes, como si fueras maquillada por la técnica envolvente de los impresionistas —tengo por el amarillo una cierta preferencia— me viene de algún sueño no realizado.
La verdad es que no he podido aún
contemplarte, darme cuenta de tu belleza, el de Ginkgo Biloba al natural, de
poder verte y contemplar tus hechuras, aún no sé como hueles, sólo te he podido
ver en fotografía, los de Japón, los de París, los de Bahía Blanca, pero al natural, aún no he logrado verte y, menos palparte, ni
cobijarme bajo tus hojas... algún día me pondré debajo de ti y podré verte la
bendita desnudez de tu árbol, de ese árbol de ensueño, deseado, muy deseado.
Tus ramas y tu follaje los imagino a diario, pero acariciar tu tronco será el
sueño de mi vida, un sueño que a fuerza de imaginarlo casi lo tengo realizado.
De tenerte cerca, besaré tu tronco, te abrazaré y me subiré a tus ramas más
altas, acariciaré tus hojas con el más procaz e instintivo de mis deseos y haré
un pequeño corte en tu piel deliciosa para ver como de ti emergen perlas
blancas de savia y, sin ningún recato ni rubor, me beberé tu savia hasta saciarme
de ti.
Te quiero Ginkgo Biloba!
Te quiero Ginkgo Biloba!
Lluís Busom Femenia
Origen y definición del Ginkgo Biloba
Origen y definición del Ginkgo Biloba
El Ginkgo (Ginkgo biloba) es un árbol único en el mundo.
Utilizado desde hace siglos en la medicina tradicional china, japonesa e Indú.
Puede ser la planta de semillas viviente más antigua y es, por esto, visto por
algunos como una de las maravillas del mundo. Así, el único miembro viviente de
una raza de vegetación que fue una vez grande y dominante en el mundo, el
Ginkgo, es, entre todos los miles de especies de plantas que existen hoy día, un
muy precioso y tenue eslabón entre el presente y el remoto pasado.
Ginkgo: del chino (después también japonés) Ginkyo que
significa "albaricoque de plata" (gin=plata, kyo=albaricoque). Se piensa que
este término viene de una versión latinizada del ideograma chino Yin Hsing
(Xing).
Biloba: bilobado; bi del latín "bis" significa doble, loba
significa lóbulos. La hoja tiene forma de abanico con un corte en el medio, por
eso bilobada.